jueves, 17 de julio de 2008

Crisis de Abastecimiento Alimentario: El fracaso del modelo neoliberal para la producción y comercialización de comida.

Por J. Guerra
A la preocupación por la crisis energética y ambiental se suma la crisis de abastecimiento alimentario. Para nosotros el problema no es de escasez sino de acceso, no es tanto una cuestión de la cantidad de comida producida (en América Latina se produce tres veces más alimentos de los que se consume), sino acerca de para qué se utilizarán los terrenos productivos, quién producirá la comida, como se organiza la distribución, como se distribuyen las ganancias y quiénes tendrán acceso a la comida. Por ejemplo, mientras que la gente madruga para hacer largas filas para comprar el arroz “Compita”, los supermercados están abarrotados de arroz. Entonces de que “escasez” estamos hablando?.
La llamada “crisis alimentaria” tiene causas coyunturales: el aumento del consumo de alimentos en economías emergentes como China e India; el aumento en la producción de agrocombustibles que afecta la producción de alimento; el aumento del precios de los combustibles y de los insumos utilizados para la producción de alimentos. Por otra parte tiene causas estructurales: menor inversión en la agricultura, en investigación agropecuaria, en infraestructura de riego y caminos de producción, especialmente en los países en desarrollo, y políticas agrícolas que privilegiaron producción para la exportación en detrimento de la producción de alimentos para el mercado interno.
No menos importante es la especulación con los precios internacionales de materias primas y alimentos en la cual las transnacionales de los alimentos también tienen grandes inversiones (una docena de compañías claves, aliadas a unas 40 empresas medianas, dominan la cadena alimenticia en cuya cúpula se encuentra el cártel de las seis trasnacionales de granos: Cargill, Continental CGC, Archer Danields Midland (ADM), Louis Dreyfus, André y Bunge and Born). La ONU ha pronosticado que los precios globales de la comida van a aumentar a razón de 20-50% para el 2016. La FAO señaló que los productos alimenticios subieron un 23% a nivel mundial entre el 2006 y 2007. Los granos aumentaron un 42%, los aceites 50% y los lácteos un 80%. Así, el precio del arroz aumentó en un 75% entre febrero y abril de 2008 mientras que el precio del trigo aumentó en un 120% durante el mismo periodo. Lo mismo ocurrió con otros productos básicos como la soja, el maíz, el aceite, la leche, la carne y otros.
Las alzas en los alimentos básicos afectan de peor manera a los pobres en zonas urbanas, ya que el acceso a la comida es precario y se ven forzados a gastar un porcentaje más alto de sus ingresos totales en darle de comer a sus familias. Como respuesta al desabastecimiento y al incremento de los precios se generalizan las protestas en Haiti, Bolivia, Egipto, Camerun Indonesia, Filipinas, Costa de Marfil, Mozambique, Etiopia, Tailandia y Pakistan.
Esta crisis que amenaza la seguridad alimentaria de millones de personas, es el resultado directo del modelo neoliberal del Consenso de Washington, formulado por el FMI y el Banco Mundial y aplicado por los sucesivos gobiernos en los últimos 20 años. En nuestro país, la demagogia se repite sin soluciones de continuidad, con discursos que siempre tienen a los pobres y al ambiente como centro de las preocupaciones pero manteniéndolos alejados de las decisiones. Necesitamos un paradigma alternativo de desarrollo agrícola, uno que propicie formas de agricultura ecológica, sustentable y socialmente justa. Rediseñar el sistema alimentario hacia formas más equitativas y viables para agricultores y consumidores requerirá cambios radicales en las fuerzas políticas y económicas que determinan que se produce, como, donde y para quien. Solo un cambio renovador hacia una democracia participativa nos salvara a todos, de lo contrario pereceremos juntos.

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